sábado, 4 de junio de 2011

CORRUPCION EN EL PERU

LA CORRUPCION EN EL PERU



En los tiempos actuales, la corrupción está considerada como uno de los principales flagelos del mundo contemporáneo. Nuestra patria atraviesa una de las mayores crisis morales y éticas de su historia, Hoy se sabe que ésta acarrea serias consecuencias generado graves distorsiones económicas, sociales y políticas, afectando la gobernabilidad del Perú y poniendo en riesgo la viabilidad democrática del Estado.



Los actos de corrupción son el pan de cada día del que somos testigos, pero existe un común denominador que sus protagonistas son altas autoridades del gobierno y malos empresarios que cuentan con la complicidad de los poderes del Estado. Todos estos “faenones” han sido descubiertos por la oposición o por la prensa, lamentablemente ninguno por los mecanismos de control y fiscalización que tiene el Estado.



Pero, ¿en qué consiste este fenómeno tan extendido, complejo y devastador? Según el diccionario de la real academia española, corrupción es acción y efecto de corromper. / Alteración en escritos. / Vicios o abusos en costumbres.// Corromper: Alterar algo./ echar a perder, pudrir./ Sobornar./ Seducir a una mujer./ Estragar, pervertir.//



En términos generales, la corrupción política es el mal uso público (gubernamental) del poder para conseguir una ventaja ilegítima, generalmente secreta y privada. El término opuesto a corrupción política es transparencia. Por esta razón se puede hablar del nivel de corrupción o transparencia de un Estado o Nación, Sayed y Bruce (1998) definen la corrupción como “el mal uso o el abuso del poder público para beneficio personal y privado”, entendiendo que este fenómeno no se limita a los funcionarios públicos. También se define como el "conjunto de actitudes y actividades mediante las cuales una persona transgrede compromisos adquiridos consigo mismo, utilizando los privilegios otorgados, esos acuerdos tomados, con el objetivo de obtener un beneficio ajeno al bien común". Por lo general se apunta a los gobernantes o los funcionarios elegidos o nombrados, que se dedican a aprovechar los recursos del Estado para enriquecerse.



Todos los tipos de gobierno son susceptibles a la corrupción política. Las formas de corrupción varían, pero las más comunes son el uso ilegítimo de información privilegiada, el tráfico de influencias, el pucherazo, el patrocinio, sobornos, extorsiones, influencias, fraudes, malversación, la prevaricación, el caciquismo, el compadrazgo, la cooptación, el nepotismo y la impunidad



El uso ilegal de los recursos del Estado y la utilización de los poderes públicos en beneficio de quienes ejercen autoridad o influencia política en lugar de estar al servicio de las personas, perjudican al pueblo en su conjunto, pero principalmente a los más pobres. A través de la corrupción los sectores más necesitados pierden o disminuyen su acceso a los servicios de salud, vivienda, educación, entre otros. La corrupción, además, menoscaba la legitimidad de las instituciones e incentiva el abuso de poder, con lo cual se atenta contra la dignidad humana y se debilita la gobernabilidad democrática del país.



En tal sentido, la corrupción administrativa presenta diversas facetas, desde la corrupción extendida en los niveles bajos de la administración, hasta la que se enquista en las esferas más elevadas del poder, llegando en muchos de estos casos a convertirse en verdadera corrupción política.



La lucha contra la corrupción constituye una necesidad nacional y un mandato urgente que los sectores más altos del gobierno deben asumir institucionalmente. En esa línea, nos preguntamos qué organismo estatal asumió el plan de lucha contra la corrupción luego de la desactivación de la Oficina Nacional Anticorrupción; y de qué forma se está fortaleciendo el rol fiscalizador de la Contraloría General de la República.



La corrupción es difícil de contrarrestar porque adopta múltiples formas y además pareciera que estuviera enquistado en el ADN de los funcionarios, porque cuando se ve disminuida en un área, revive a veces en otra. El hecho mismo de denunciarla requiere valor. Para erradicarla se necesita, junto con la voluntad tenaz de las autoridades, la colaboración generosa de todos los peruanos, sostenidos por una fuerte conciencia moral que nunca debe de perderse para el bien de todos, especialmente de los más necesitados.



La transparencia es un valor que contribuye a reducir la corrupción. Por ello instrumentos como las leyes de acceso a la información que permitan a la ciudadanía conocer y fiscalizar los procesos de toma de decisiones, o los sistemas electrónicos de compras públicas, constituyen herramientas útiles para este propósito.



En el ámbito cultural, es necesario transitar de una cultura de la corrupción -- donde el que rompe las reglas y actúa con “viveza criolla” obtiene mejores resultados y goza de prestigio social – hacia una cultura de la legalidad, en la que se valore el respeto a los demás, a lo público y al cumplimiento de la ley.



Finalmente, es imprescindible romper con la tradición de impunidad que rodea a la corrupción. Esto plantea un reto para el sistema de administración de justicia – afectado a su vez por sus propios nichos de corrupción – al igual que para instituciones como la Contraloría General de la República, que lamentablemente ha tenido un perfil bajísimo – de una modestia inaceptable en un país con tasas tan elevadas de corrupción – en la lucha contra este flagelo. Debe haber alta visibilidad en el procesamiento y sanción ejemplar a los corruptos, como además de la pena privativa, el pago de la reparación civil y su imprescriptibilidad, tampoco deberá ejercer ningún cargo público; ni por elección ni por designación, así mismo esta sanción debe hacerse extensivo a sus descendientes hasta la 3ra generación, por ser ellos los más beneficiados. Supone que el corruptor sea objeto de la misma pena que el funcionario público.



Guido Farfán Valdivia

Crl (R) EP

DNI: 00827494

viernes, 27 de mayo de 2011

¿DEBATE O DEBATE?

El próximo domingo, el Perú volverá a paralizase para ver, escuchar y apreciar el mal llamado “Debate” de los candidatos a la presidencia del Perú, no debe ser solo una exposición de ideas demagógicas, refritas, hilarantes y hasta diría irreales, sino por el contrario debe referirse a ideas pragmáticas. Los candidatos no deben tener problemas para comunicar su mensaje con solvencia; como no lo tuvieron en el debate anterior, el debate no debe servir para poner en aprietos al rival, sino por el contrario debe servir para definir sus programas en forma clara y contundente, esto implica razonablemente en el cómo hacerlo, sin adoptar estrategias conservadoras, de bajo riesgo, a fin de  no dificultar diferenciarse claramente del oponente.



Lo más importante es que el formato del debate ayude a los candidatos y al electorado, este último que busca formarse una opinión más clara para quien van a emitir su voto, y no una antiayuda como el debate anterior. Para el lingüista y semiólogo Eduardo Zapata, en vez de fomentar la discusión, el formato permitió “tener no un debate sino cinco muñecos de ventrílocuo, o sea cinco muñecos de los asesores de imagen sobre el escenario”.



Actualmente se han saturado de información los medios, pero se ha descuidado el mensaje de fondo. No se han dado cuenta los jefes de campaña que se ha ido construyendo una paradoja, pues mientras más información disponible se tiene, aumenta la incertidumbre respecto a qué fuente otorgarle la credibilidad. Esta disyuntiva se nos plantea a los ciudadanos comunes y corrientes en todos los ámbitos de la vida, pero es el espacio público, especialmente el político el que lo resiente más. Por ello es esencial la capacidad de persuadir eficazmente con los mensajes y de este modo, conquistar la anuencia o apoyo del electorado hacia una determinada postura. ¿Por qué olvidar esto qué es lo elemental en la comunicación?



La desesperación para captar electores a la hora nona repartiendo baratijas o haciendo promesas que no cumplirán indican qué poca cultura política se tiene y también qué poco respeto por el electorado. Si bien el Presidente declara que casi se ha erradicado el analfabetismo, lo que sí no ha hecho es generar una cultura política que se nutre del conocimiento, de la ideología, de una propuesta reflejada en los temas centrales y universales, La verborrea presidencial capta mayor expectativa que el mensaje de los candidatos que ofrecen lo que saben que se requiere de mucha ciencia, experiencia y capacidad de concertación.



La población debe aprender que las ofertas electorales son sagradas. De manera tal que, tras cada nueva elección, y cada vez con más legitimidad, el pueblo debe ser menos flexible y menos tolerante con la demagogia y el engaño. Esto debe implicar “LA REVOCATORIA”, sin contemplaciones de ninguna clase, terminando como una sanción para el que no cumpla la palabra empeñada; tanto al irresponsable que por desconocimiento prometió lo imposible. Como también al que optó por el engaño burdo para obtener un sitial de privilegio. Y al que urdió el engaño para concretar una traición



¿Qué candidato ha hecho docencia política en medio de este certamen electoral? Se ha dejado de lado las artes de la elocuencia que requieren de retórica, oratoria y liderazgo democrático. Y a ojos vista ninguno de los candidatos hace gala de estos conocimientos, de esta preparación. Por eso es bien cierto que las buenas ideas no sólo deben serlo sino también deben ser adecuadamente presentadas para una mejor comprensión de ellas. Hagamos memoria los que ya surcamos más de una elección, sobre ¿qué líder puede apropiarse de este exigencia mínima? Pocos, muy pocos. Por eso tenemos la democracia debilitada que oscila entre el populismo y el autoritarismo y creemos que eso constituye una cultura política, una democracia participativa.

El desenlace de este panorama es incierto. En la calle, en los transportes, en los mercados hablan y se inclina por tal o cual que no permite vislumbrar un ganador. Podríamos decir que tendremos el que merecemos. Habrá que analizar por qué. También cómo no hemos aprendido de las lecciones de la historia. Cómo el voto ha sido más emotivo que racional. Cómo los grandes principios fueron dejados por las descomunales ambiciones. Las transformaciones profundas han sido olvidadas y se confunden con reformas que no son una revolución, sino espejismos, para una sociedad con poca cultura política, sin líderes genuinos pero sí con muchos oportunistas.



La crisis política nos ha llevado a esta cuasi debacle democrática, de los viejos partidos ya nada puede esperarse, puesto que la mentira, la demagogia y el engaño son los recursos al que más apelaron, pero elegimos a quienes merecemos. Que la elección final–la segunda vuelta- sea por un programa auténtico para el Perú: EL DESARROLLO CON INCLUSION Y RECUPERACIONDEL EQUILIBRIO ESTRATEGICO, geopolíticamente hablando con pluralidad internacional, sin polarización, ello quiere decir ejes verticales y transversales; y algo fundamental: SEGURIDADINTERNA. Todo ello, EN LIBERTAD, entendiendo el concepto LIBERTAD como EL ACCESO AL BIENESTAR para todos los peruanos; y ello es imposible con recetas del pasado.



Este concepto de ninguna manera es ideológico, este concepto es práctico: DESARROLLO TERRITORIAL PRODUCTIVOSUSTENTABLE, CON INCLUSION; es la única salida para un PERU PROSPERO, FUERTE y SOLIDARIO, bajo este concepto, debemos pues, escuchar las propuestas sectoriales claras de cada uno de los candidatos, quienes están obligados a exponerlas, sin tapujos ni medias tintas y en razón a estas propuestas, elegir la que en nuestra opinión, resulte la mejor alternativa.



No centremos la elección sobre un debate que no fue, sino en lo que puede aportar al fortalecimiento de nuestra democracia, a la mejora de la calidad de vida del pueblo, a una estrategia para alcanzar la equidad no sólo de palabra sino auténtica, a una táctica basada en la solidez del análisis y por el liderazgo que se requiere ya una estrategia vertebradora de acciones que se desarrollarán para lograr el fin propuesto. Los tiempos de ensayos deben pasar y dar paso al fortalecimiento de la democracia auténtica y no a parodias cada quinquenio



Guido Farfán Valdivia

Crl. (r) EP

DNI: 00827494

martes, 10 de mayo de 2011

La prensa actual: Mediocre

La noble misión del periodista es el servicio a la comunidad y a la defensa de sus valores. Esta misión se ha truncado por la blasfemia contra la decencia, Ahora somos “prisioneros” de una cadena propagandística de burda calidad y de manipulación de la información, donde ya no existen los valores, salvo que sean valores marketeables. Algunos periodistas sin siquiera formación profesional en la disciplina, se esfuerzan con descaro en imponer el criterio de sus amos, de acuerdo a los intereses que generaran posteriormente,

Nadie podrá desconocer el papel de la prensa, el cuarto poder, a los dueños de radioemisoras, canales y prensa escrita, en desestabilizar a cualquier candidato que intente plasmar programas y/o proyectos que afecten sus intereses..

Un escritor que supuestamente tenia talento, ha demostrado que carece de él, y solo puede alquilar su nefasta inteligencia y su lengua biperina al mejor postor, escudándose en un set de televisión, lo que significa su derrota moral como escritor y su mediocridad como hombre de prensa; queda demostrado claramente, que Bayle y otros están manipulando el proceso de la Segunda Vuelta a los antojos de los grandes poderes y el sistema, demostrando no tener ningún código de ética profesional, aunándose a este sujeto toda una pléyade de inescrupulosos hombres de prensa sin principios ni conciencia, de la talla de Mónica Delta, Rosa María Palacios y Aldo Mariátegui, más parecen escuderos del fujimorismo; la Sra, Delta debe recordar su pasado fujimorista cuando en los desfiles militares, en la época del japonés, hablaba del desborde del afecto popular, "que rompía las barreras policiales para testimoniar su afecto al chino"...toda una comedia en la que ella cumplía su papel eficientemente, y también el pasado alanista.

La desinformación y las preferencias políticas, con una prensa parcializada están poniendo en jaque a nuestro PERU, da vergüenza como peruano la conducta mediocre de estos remedos de periodistas, como son Bayli, Delta, Palacios y Mariategui, que nunca han dado la talla en defensa de los intereses del pueblo o de la lucha frontal contra la corrupción,. Porque como pseudo periodistas buscaron su propia satisfacción económica, sin importar el daño moral que causaron a su propia institución, al brindar en forma cínica las informaciones y menospreciando el entender del pueblo y el análisis de lo que acontece,

El pueblo debe reflexionar: ¿Cuál es el verdadero concepto de "libertad de expresión"?
¿"Libertad de expresión" es hacer lo que hicieron Mariategui y Delta ayer en su mediocre programa en el que claramente demostraron que su único objetivo era atacar a un candidato refutando, contradiciendo e interrumpiendo sus respuestas sin ningún respeto?

¿"Libertad de expresión" es lo que hizo el programa prensa libre después que Althaus fue agredido verbalmente por el "colectivo dignidad" cuando Rosa Maria Palacios sacó inmediatamente un titular "humalistas agreden a althaus" y bajo ese falso argumento atacó fuertemente a Humala sin ni siquiera haber hecho una investigación preliminar?

¿Qué está pasando en nuestro país? estamos viviendo en una especie de barbarie impuesta por el clan adinerado de los grupos de poder? El JNE permanece mudo frente a la compra de un mercenario "periodista" y de unos traficantes de la prensa, que traspasan la raya de lo peyorativo, cuando ya debería haber instruido a su procurador a presentar denuncia ante el ministerio público por la comisión de estos delitos.

¿Y que opina al respecto el noble e ilustre Colegio de Periodistas del Perú?, habrá enviado a sus órganos de control e investigación a fin de certificar estos hechos lamentables y retirarles sus credenciales como hombres de prensa?, y ¿Qué harán los actuales alumnos de las universidades donde estudian, periodismo o ciencias de la comunicación, ante tan vergonzosa estampa propiciada por estos hombres traficantes de la prensa?

Solo nos queda esperar.